Respecto del anterior “Mundo de cristal”, también se ha dado un pequeño cambio de formación: voces a cargo de José A. Alvarez, Javier Canseco al bajo, Ismael Gutiérrez a las guitarras, Joaquín Arellano a la batería y Eduardo Ortiz a los teclados.

 

El disco, a rasgos generales, indudablemente entra dentro de la línea del power metal, estribillos rítmicos y pegadizos que se repiten a lo largo de los temas, aunque también se puede apreciar cierto matiz épico en alguna de las canciones, que en su mayoría giran también en torno al rock. Destacar unas melodías de guitarra y unos coros muy trabajados.

 

En cuanto a las letras, en líneas generales podríamos decir que es un disco monotemático: todas ellas llenas de melancolía, dolor, derrota, lucha y muerte.

 

Profundizando en los temas, Desolación 3.0 es la intro que abre el disco, con un aire de misterio, mezclando risas malévolas y lamentos, dando paso luego a una melodía de teclados, que aporta ese matiz de inquietud para crear ambiente.

 

Inmediatamente salta El día después, con una melodía de guitarra pegadiza y unos buenos coros en el estribillo. El tema de esta canción es la libertad y la lucha y también la derrota.

 

Rompiendo el silencio, tema que dá nombre al disco sigue en la línea de la anterior, con un ritmo más pausado. Habla del día después de la batalla, cuando todo es desolación.

 

Amanecer es quizás uno de los temas más power del disco, a cargo de las melodías de guitarra y teclados. También es uno de los temas más esperanzadores, con un toque melancólico.

 

Alzar el vuelo cuenta con la colaboración de Tete Novoa (ex- Saratoga), quien aporta un toque diferente al sonido de Asfáltika, acercándolo a su propio estilo en Saratoga, pero que no desentona en el disco. Es un tema de derrota, que habla de renovar fuerzas y salir adelante.

 

El sueño de un mortal, otro tema muy power, de estribillo pegadizo y solos de guitarra muy bien empastados. La temática es la muerte y una vida perdida.

 

Línea de fuego toca el tema de los niños soldado y todo lo que ello conlleva. Es una crítica abierta a esta triste realidad que tan lejana nos parece, pero que está ahí.

 

Un día de invierno es, indiscutiblemente la canción romántica del disco por excelencia, pero no por eso se aleja de la línea general del disco. Muy al contrario, las guitarras y los teclados están muy presentes en ella y Jose A. Alvarez la defiende a la perfección acompañado, como en casi todo el disco, por unos coros que se repiten en el estribillo.

 

Lucha y poder, con la colaboración de Gema Vau (Biosfear) quién además es la responsable de la parte letrística. Es un guiño a las rupturas amorosas, al odio y al rencor.

 

Ven hacia mí es el tema más rockero del disco, pero sin abandonar por completo el power. Habla del pesimismo y la añoranza.

 

Cruel verdad habla de la angustia, de la niñez, el dolor y la madurez. Empieza con una introducción larga y lenta a base de teclados con un aire nostálgico, que rompen bruscamente con unas guitarras y una batería potente. Muy buen trabajo a la voz de Jose A. Alvarez.

 

Oscuridad habla del término de la batalla y el descanso final. Un tema muy rockero al igual que Ven hacia mí, con un giro power al final. Muy buenos solos de guitarra y coros.

 

Ahora toca regresar, último tema de los trece que forman el disco. Música a cargo de Pepe Herrero, con una introducción de piano muy emotiva a la que siguen las guitarras en un tiempo lento. Tristeza, soledad y una interpretación magnífica y cargada de sentimiento por parte de Jose A. Alvarez, inundan este tema que cierra Rompiendo el silencio.

 

Un disco sencillo, pero muy bien hecho y cuidado, con una producción excelente y muy buenos músicos en sus filas. ¡Esperamos el siguiente, Asfáltika!

 

 

TEXTO: ALBA MOLEDO